Somos un grupo de psicólogas / psicopedagogas interesadas en el aumento del bienestar de niños, adolescentes y adultos. Integramos en nuestra práctica el modelo sistémico, cognitivo, constructivista, y los aportes de la psicología positiva. Tras 20 años de trabajo en equipo (en un comienzo en el Equipo de Psicopedagogía Estratégica del Hospital Ramos Mejía), decidimos crear Grupo AWE con el objetivo de cristalizar nuestra filosofía de vida, nuestras experiencias como psicoterapeutas y formadoras de profesionales, nuestros aprendizajes y proyectos. Actualmente nos enfocamos en el diseño de Programas de Intervenciones Positivas para niños y adolescentes. Hemos desarrollado hasta el momento intervenciones específicas con el objetivo de estimular Optimismo, Gratitud, Empatía y Compasión.
La Psicología Positiva es el estudio científico acerca de cómo las personas y las instituciones detectan, utilizan y optimizan sus fortalezas en pos del bienestar subjetivo y psicológico. Se trata entonces, de mejorar la calidad de vida en general y activar los recursos positivos de las personas.
La psicología históricamente se enfocó en aliviar el malestar y tratar la psicopatología de los consultantes. Las investigaciones en Psicología Positiva sostienen que eliminar el malestar no implica directamente aumentar el bienestar ni mejorar la calidad de vida de las personas.
Felicidad e infelicidad no pertenecen a un mismo continuum. No son uno el contrario del otro. Es crucial prestar atención a ambos procesos: Cultivar lo positivo y Disminuir lo negativo.
Lo que distingue a la Psicología Positiva respecto a otros muchos autores que históricamente han trabajado sobre la felicidad, es el empeño constante en la validación empírica de los conceptos relacionados con el bienestar.
Un ejemplo de esto son los estudios realizados por Sonja Lyubomirski descriptos en su libro «La ciencia de la felicidad» (2008), en los que evaluaron a 225.000 adultos. Concluyeron que el rango en que experimentamos la afectividad positiva es en un 50% hereditario, sólo el 10% está definido por las circunstancias que atravesamos, y el 40% restante, generará más o menos bienestar en función de lo que hagamos. Es decir, tenemos un 40% de posibilidades de guiar nuestra actividad en forma intencional para producirnos mejores estados de ánimo, o mayor bienestar subjetivo.
Sentimos lo positivo, tanto como lo negativo. Los estudios dicen que aquellos que más intensamente sienten lo negativo, experimentan con igual intensidad lo positivo.La clave no está en intentar eliminar lo negativo (básicamente porque es imposible), pero sí en aumentar la frecuencia de lo positivo, de las experiencias y vínculos positivos.
El bienestar subjetivo implica un juicio cognitivo positivo sobre la vida o satisfacción vital. Un balance del afecto positivo frente al negativo tendrá como consecuencia la vivencia de felicidad, de buen desarrollo personal y de ajuste al medio.
Seligman describe y sostiene que el acceso al bienestar se relaciona con el desarrollo de 5 ejes (2011). Generó un acrónimo al que denomina PERMA:
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